Cantos AbisalesVoz y verbo

Vampiros

Tres poemas

Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo (Holguín, Cuba, 1,966)

«Somos solitarios cazadores, sin alcoba, sin cobija y sin casa. Olfateamos el terror de los heridos y lamemos su sangre coagulada.»

S

Vampiros

Soy apenas el efluvio que de una boca trasnochada se desboca. Y tú, la urgente copa, que me abraza, me cobija, enamorada. Así, en la noche desmallada mi yo y tú, se descubren, gota a gota. En una inevitable fiesta de sal que flota entre los cuernos del cuarto menguante lunar enamorada.
Somos solitarios cazadores, sin alcoba, sin cobija y sin casa.
Olfateamos el terror de los heridos y lamemos su sangre coagulada.
Así vamos tú y yo, entrando, por entre los colmillos de la noche, a dentelladas.

 

El poso

Nunca mires al fondo de un alma. Puede ser muy peligroso. Es oscuro y hondo como un poso que atravesara la tierra de lado a lado. Mamá decía que a través del fondo del alma de las gentes se podía viajar muy lejos en el tiempo. Puede ser fatal mirar al fondo de un alma, pues si te caes ya no sabrás a que lejano lugar te fuiste.
De todos los viajes es posible regresar, menos de ese.

 

Dolor

Un solo dolor me hiere, a él, todo confluye. Herrumbroso y metálico prefiere, perforar la luz: luciérnaga oscura de las nieves. Un andar tras sombras, tras espuma. Un esperar sin esperar, lo que se muere. Es un dolor que no se queda, ni se va y que estarse muriéndose prefiere.
Es un corazón que va por fuera. Del pecho. A la intemperie.
Es un pulmón sin aire. Que no se ahoga. Más que del propio respirar que lo sostiene.

El autor

Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

Licenciado en Educación en la Especialidad de Física y Astronomía

Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

Licenciado en Educación en la Especialidad de Física y Astronomía

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1 Comentario

  1. En estos tres poemas, el autor explora las profundidades oscuras de la existencia humana con una intensidad visceral. En *Vampiros*, el yo lírico y su interlocutor se presentan como seres solitarios, inmortales, que habitan la noche y la sed de sangre, reflejando la conexión entre el deseo y la desesperación. *El poso* es una advertencia sobre la vulnerabilidad de adentrarse en lo más profundo del alma humana, un viaje peligroso e irreversible hacia lo desconocido. Por último, *Dolor* describe un sufrimiento que se desenvuelve de forma continua, sin resolución, como un mal que persiste sin ser jamás curado. La muerte y el vacío son los hilos conductores que atraviesan estos poemas, invitando a una reflexión sobre el sufrimiento y la búsqueda de significado en un mundo sombrío.

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