Buscando a Nelson Fleim
«Sabe que la búsqueda tiene sentido por sí sola, que encontrarlo significaría un término, sin retorno, aunque en su corazón guarda la esperanza de que aquello sea un nuevo comienzo»
Aquél viernes del mes de septiembre Alfredo Cienfuegos se despertó temprano, debía comenzar lo antes posible la búsqueda de Nelson Fleim, sabía que sería una búsqueda incansable y que nada lo detendría hasta alcanzar su propósito.
La primera vez que supo de él fue a través de las pegatinas adosadas a los pilares de las paradas de autobuses de la Gran Avenida, cercanos a la estación de metro Lo Vial. ¿Por qué buscarlo? Alfredo no lo sabe con certeza, pero intuye que es una búsqueda que no podría abandonar, no desde que ha comprendido que la inteligenia artificial ha accedido a todas las actividades relevantes del ser humano en todo el mundo y que ha sido impuesta como una tecnología que sería la continuación de la vida por otros medios, que también sería un poder que estaría operando y transformando no sólo a los humanos sino que también al planeta, y sobre todo, cuando es sabido que en esta era digital se espera el avance de una inteligencia artificial general que actuará más como un agente y no como una simple herramienta y que podría reescribir su propio código, aprendiendo continuamente, para volverse constantemente más inteligente y donde se vislumbra, al final del camino, el surgimieto de la superinteligencia artificial que establecerá sus propios objetivos independiente del control humano, por eso que para Alfredo la búsqueda se vuelve necesaria, pues es un acto humano que le permite dirigirse hacia algún lugar, a la búsqueda de un sentido, a los origenes.
En esta búsqeda el rostro de Nelson Fleim en las pegatinas es todo un misterio, éstas son como una invitación a una búsqueda permanente, a seguirlo aunque no se sepa cuál será el desenlace al final del camino. A veces Alfredo reflexiona sobre la idea de que esta búsqueda le permitiría desentrañar los grandes misterios, pues ha podido constatar que la búsqueda por sí misma es algo fascinante, algo que supera el tiempo ya que no hay certeza de la fecha de estos anuncios, que podrían ser de hoy, de ayer o de hace muchos años atrás. Lo interesante -se dice-, es que en el camino los buscadores van descubriendo laberintos que no desean superar.
El rostro en las pegatinas es supuestamente el de Nelson Fleim de cuando era niño. Pero, ¿cómo es ahora? No se sabe, un indicio sobre su edad puede ser el hecho de que se han encontrado otras pegatinas en plazas cercanas, a las afueras de colegios y centros de salud de la comuna, la mayoría deterioradas o deslucidas por el paso del tiempo.
Alfredo a googleado y revisado el Registro Civil y youtube, pero sólo para crear más interrogantes, lo cierto es que hay otros seguidores que también están buscando a Nelson Fleim y que en lo más íntimo desea que estos seguidores no lo encuentren antes que él. Sabe que la búsqueda tiene sentido por sí sola, que encontrarlo significaría un término, sin retorno, aunque en su corazón guarda la esperanza de que aquello sea un nuevo comienzo. Mientras tanto, sigue en la búsqueda aunque dicha empresa le lleve la vida.
La búsqueda es como una utopía que me permite tener conciencia de estar vivo –reflexiona-, al tiempo que acaricia una pegatina de Nelson Fleim adosada al poste del alumbrado público de calle Montreal con Pirámide, frente a la plaza, mientras los rayos del sol la iluminan, y se puede ver que en esta no aparece su rostro, sólo su nombre:
Nelson Fleim.
El autor
Miguel González Troncoso
Orientador y Mediador Familiar