Entrevista a José Rosero
Por: Andrea Gaitán
Artista visual / www.joserosero.com
Director de CasaTinta / www.casatinta.com
Coordinador del Congreso fig / www.congresofig.com
Cuando uno va a la Feria del Libro de Bogotá resulta curioso ver cómo el pabellón de ilustración, diseño y caricatura parece ser el más popular. La gente parece aceptar con facilidad que la imagen es sumamente atrayente, pero no llega a reconocer su valor conceptual ni su relación con el texto, con los libros. No se ve más allá del diseño de la portada de un libro, de la tarjeta o la postal con una imagen bonita que compramos por tres mil pesos en la Filbo. Un buen diseño lo es todo y una imagen “bonita” tiene tanto contenido como el libro mismo.
La imagen invade todos los espacios, invade toda la Filbo, pero al final se pierde como todas las coloridas tarjeticas que compramos en la Feria. Sin embargo, para rescatar el valor comunicativo de la imagen hay espacios como el Congreso Internacional de Ilustración.
El Congreso de Ilustración es un evento que se desarrolla en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, coordinado por CasaTinta, que en este año realizó su quinta versión (del 23 al 26 de abril). Me reuní con José Rosero, ilustrador colombiano y coordinador del Congreso para saber más del evento y del tema de la ilustración en Colombia.
¿Qué es la ilustración?
J.R.: Es un lenguaje, por así decirlo. Hay un lenguaje que es el de la ilustración, un lenguaje que es el de la animación, un lenguaje que es del dibujo, un lenguaje que es el de la pintura. Esos lenguajes utilizan medios, por ejemplo, en animación puedo usar la fotografía, puedo usar el dibujo y puedo usar la pintura y otras, pero el hecho de que tú uses dibujo en animación no significa que estés usando el lenguaje del dibujo en la animación: estás usando la técnica del dibujo para hacer animación.
En ilustración sucede lo mismo. En ilustración tú puedes usar fotografía, dibujo, pintura, escultura, pero no estás indagando en esos lenguajes, sino que los estás usando como medios técnicos para hacer algo. La ilustración tiene dos características muy grandes, la primera es que necesariamente tiene que comunicar, desde lo referencial hasta lo conceptual.
¿Qué es lo referencial?
Pájaro tiene que comunicar pájaro, por ejemplo en esto de Lucho Rodrigues (ilustrador colombiano, cuya exposición 21 mil días de ilustración se abrió en CasaTinta del 22 de Abril hasta el 30 de mayo), está usando el diseño y la pintura como medios para hacer ilustración.
Entonces desde lo más referencial: comunicar y desde lo más conceptual, cuando tienes la alegoría de la justicia, que es la chica cargando la balanza y una espada, en fin, es otra manera de comunicar.
La otra gran característica es que tiene la posibilidad de ser reproducible, de una forma masiva, sin perder su estabilidad comunicativa, y ahí en esa parte de la reproducibilidad se separa del dibujo y la pintura. Cuando estás hablando de dibujo y pintura, estás hablando también de obra única. Hay muchas características que se activan allí con la obra única, y es que cuando te acercas a una pintura hay una cosa que se llama la pasta de color, el formato te aborda de alguna forma, el artista selecciona un formato por una razón especifica, hay unas características de composición, de punto de vista, etc.
Con la ilustración no importa en qué formato lo hagas, porque eso va ser reproducido en distintos medios. Eso significa que si yo hago una ilustración, que es un dibujo de cinco metros, sé que puede terminar impreso en un pocillo, y la imagen no puede dejar de comunicar. Una cosa es que tú imprimas un Jackson Pollock en una camiseta y te pierdas todo lo que es Pollock de alguna forma, porque cuando te acercas a Pollock, ves todas esas texturas y cuando tienes la obra muy de cerca, como de diez metros, te absorbe prácticamente, pero impreso en una camisa no tiene sentido. Sin embargo, cuando tú imprimes una ilustración de YukoShimizu, no importa si la imprimes en una camisa, la imprimes en un zapato, la imprimes en una hoja de papel, en una postal, la imagen no pierde su característica comunicativa.
Entonces la imagen es una ilustración, siempre va a ser una ilustración, no va a dejar de ser una ilustración, no importa en qué medio esté, es una ilustración. Pero una pintura puede dejar de ser pintura si la reproduces. Una ilustración, no necesariamente es un buen dibujo y un buen dibujo no necesariamente es una buena ilustración, porque uno puede decir: “hice un retrato de Andrea súper bonito” pero es un retrato de Andrea, es una representación, no comunica mucho más allá y si lo hice pequeño y al final lo quiero imprimir en ese panel (señala una de las paredes del salón) la línea se explota, el dibujo no se ve tan bien entonces no es una ilustración, es simplemente un retrato hecho en dibujo. Esa es la gran diferencia y eso lo tenemos muy claro.
El Congreso de ilustración y CasaTinta surgen a la par y son proyectos que buscan hacer del tema de la ilustración algo masivo, este es un proyecto ambicioso que va gestándose desde 2009, José Rosero cuenta sobre su creación:
“Lo que hicimos fue que nos reunimos tres amigos que éramos ilustradores y decidimos lanzar talleres de ilustración que tuvieran un componente teórico y conceptual, así ñoñisímo, porque los talleres que habíamos visto en ese momento, o la mayoría, eran todos técnicos, enseñaban a dibujar, a pintar en acuarela, todo eso, que está bien, pero para hablar de ilustración hacía falta el componente conceptual que es muy importante y que ahora ya es más acogido.
En ese momento había un taller, el de Claudia Rueda, que tenía ese componente, pero el taller de ella era del libro álbum. Entonces yo hice una investigación de la tesis para la Javeriana que se llamó “El prestidigitador”, leí varios artículos y libros sobre ilustración que tuvieran todo ese componente que me interesaba y comuniqué esa inquietud a dos compañeros que tenía. Ellos tenían inquietudes similares y los tres formamos un taller para enseñar ilustración que se llamaba: “Taller teórico práctico de ilustración”, este año lanzamos la novena edición.
Pensaba que, de alguna forma, iba a tener un rechazo en la gente, que nadie se iba a meter en un taller teórico práctico de ilustración, pues porque a todo el mundo le gustaba pintar acuarelas, pintar con dibujo en grafito y con eso sacar cosas, pero al final lo que pasó es que había un público que estaba buscando lo mismo y nadie lo había ofrecido, entonces eso dio para que se llenaran dos grupos de entrada como de veinte personas cada uno y eso implicó un ingreso de dinero.
Con ese riesgo, antes de lanzar el taller, habíamos tomado un apartamento en la Soledad y en la sala hacíamos el taller, vivíamos ahí también, todo era riesgo en todos los sentidos, porque era salirse de la casa de la familia, era proponer un taller que no se había hecho, era enseñar, cosa que yo no había hecho, sé que hablaba mucho, no sé qué tan bueno era enseñando. En el taller nos fue muy bien y así empezamos a lanzar más talleres que tuvieran que ver con el tema y otros profesionales de otras áreas nos contactaron para usar nuestro espacio también. Entonces lo llamamos Tinto y Tinta, tinto porque tomábamos mucho café y tinta por el dibujo.
Por otro lado, de una forma paralela yo conocí a Diana Arias, que es la persona con la que organizamos todo, ella estaba en la Cámara Colombiana del Libro haciendo eventos y cosas en relación con la ilustración, y también trabajaba en la Feria de libro de Bogotá. Empezamos a trabajar en paralelo en cosas muy pequeñas, yo empecé a hacer exposiciones por un lado, ella por otro. Nos juntamos e hicimos un libro que se llama 50 formas de ver la ilustración, que era un libro que compilaba los cincuenta mejores ilustradores de Colombia.
Diana, con sus contactos en la feria, nos abrió el espacio para lanzar el libro, hacer una exposición, etc. Hicimos la exposición, lanzamos el libro, no dimos cuenta que había mucho más público del que creíamos alrededor del tema de la ilustración. En el lanzamiento del libro nos dieron una salita en la que cabían como cincuenta personas y estuvo hasta el tope, era entrada libre entonces hicimos un taller supuestamente de ilustración gratuito, el cupo máximo era de 15 y habían como 86 – 87 personas en el taller y eso nos dio para entender cómo eran las cosas.
Con este remanente y el dinero extra de los talleres nos contactamos con un ilustrador argentino que se llama Santiago Caruso, que hace las ilustraciones de La condesa sangrienta de Pizarnik (en Libros del Zorro Rojo), y lo llamamos a decirle: “oye es que tenemos un espacio para ilustración por si te interesa venir” y el dijo que sí, yo todavía no entiendo por qué dijo que sí, yo la verdad no hubiera dicho que sí. Te contactan peladitos de 20 o 21 años para que vayas a Colombia, a un apartamento a dar un taller, te vas a quedar en el cuarto de servicio del apartamento, pero Caruso dijo que sí, es joven, no le importó, se quedó en el cuarto de servicio, obviamente se lo organizamos de la manera más digna del mundo, estábamos practicando qué era eso de traer alguien de afuera.
Todo esto te lo cuento porque CasaTinta se desarrolla a la par que el Congreso, van de la mano, cuando hicimos el taller de Caruso en Casa Tomada estuvo muy bien, se inscribieron 21 personas, se le pudo pagar a Caruso, hicimos la prueba, también hicimos varias conferencias, a la gente le llamó mucho la atención. Cuando acabó ese taller nos dimos cuenta de que la cosa funcionaba muy bien. Por el libro nos llaman a Guadalajara, el apartamento empezó a moverse mucho, había al menos cuatro o cinco talleres distintos, y al final se hacía una exposición en la sala del apartamento, habían dos paredes pequeñas donde se exponían las cosas y hacíamos charlas.
Nos invitaron a Guadalajara y allí expusimos el libro y conocimos a los mexicanos, un grupo de mexicanos de los cuales somos muy amigos ahora y que nos inspiraron muchísimo, ellos hacían una cosa que se llamaba el Filustra, que es un congreso internacional de ilustración que se hace en México, en el marco de la Feria Internacional de libro en Guadalajara, vimos que funcionaba y que era posible, no sé por qué lo hicimos realmente, porque no es nada fácil.
Al regresar el apartamento empezó a quedarse pequeño, entonces Cesar Caballero, quién dio el dinero para producir el libro de ilustradores, como para que todo empiece a encajar, tenía una casa abandonada en la Soledad que quería arrendar para ser vivienda de estudiantes, pero yo lo convencí de que tumbara los muros, porque la casa estaba muy compartimentada, lo importante era abrir el espacio, a mí me servía así, y me la arrendó. Reformamos un poco el grupo que coordinaba Tinto y Tinta, que éramos otros, en una especie de revolcón y yo me quedé con los que trabajaban más, que eran Diana, la que se encargaba las cosas de diseño y la ilustración en la Feria del Libro y Miguel Bustos que es quien hace la imagen de CasaTinta, los otros fueron yendo y viniendo, pero llega un punto donde tú necesitas compromiso. Terminamos Tinto y Tinta y lanzamos CasaTinta, que era una referencia a Tinto y Tinta, lo de la tinta me gusta mucho y ya no era un apartamentito, una sala, ya era una casa, entonces CasaTinta.
Construimos CasaTinta, que se abrió realmente en 2012, la casa tenía una sala de exhibiciones, tenía otro espacio para dar talleres, apartamentos en la parte de arriba y otros lados para hacer oficinas y un patio, desde el tercer Congreso de Ilustración CasaTinta empezó a ser la sede del Congreso, antes era el apartamento. Los talleres se hacían en Casa Tomada, pero luego se empezaron a hacer en CasaTinta. Ahí estuvimos dos años y medio, hasta que a mediados de 2014, buscamos otro espacio más grande, porque ya la casa se nos estaba quedando pequeña, y encontramos este, en el que estamos ahora hablando, que tiene todo este espacio, la galería, que se puede dividir en dos salones. El proyecto fue creciendo y ha implicado un proceso de meticulosidad con respecto al manejo del dinero y de ofrecer calidad con respeto al trabajo de los ilustradores.
¿Cómo es organizar un evento tan grande como el Congreso de Ilustración?
La Cámara Colombiana del Libro, la que hace la Feria del Libro de Bogotá, nos apoya muchísimo para hacer el congreso. Antes en la Feria del libro no se hablaba de ilustración, se vendían libros infantiles ilustrados pero no se hablaba del tema, lo cual es muy extraño, porque la mitad de los libros son ilustrados y la otra mitad tienen carátulas.
Cuando hicimos el primer Congreso buscamos apoyo de Telefónica y ellos nos dieron un dinero y con eso invitamos a cuatro ilustradores, unos mexicanos, los que habíamos conocido en Guadalajara, un argentino y un español. El español es un teórico de ilustración, que se llama Juan Martínez Moro y, bueno, sirvió mucho su presencia acá, y la Feria a la vez traía gente para la feria. Unos eran ilustradores, otros editores, hicimos un tipo de mezcla y lanzamos el primer congreso así, y funcionó.
En los años siguientes ya empezamos a seleccionar a los artistas que queríamos traer. Yo he estado invitando, por ejemplo, desde hace cinco años a unos que no han querido venir todavía, pero yo los he ido invitando desde que empezó el congreso, no pueden por razones varias, porque no quieren, les da miedo, tienen otros trabajos, a Rebecca Dautremer por ejemplo la llevaba invitando desde hace tres años. Hay un gran componente de selección nuestro y otro componente de invitados que trae la feria para sus fines. Nos dicen “vamos a traer a Eduardo Villacis ¿les interesa para el congreso?” Entonces uno ve el perfil y dado el caso hacemos una invitación formal, pero la feria es la que los trae.
Nosotros invertimos siempre en cinco o seis ilustradores extranjeros, más lo que implica la organización, un grupo importante lo escoge la Cámara de forma aleatoria, a veces nos piden recomendaciones. Por ejemplo para los españoles este año nos pidieron recomendación, les dimos algunos nombres, escogieron algunos, si los traían nos servían para el congreso, porque sabíamos de sus perfiles.
¿Cuál es el eje temático o los grandes temas del congreso?
A partir del tercer congreso empezamos a pedirle a ilustradores que hicieran el cartel, la imagen del congreso, el del tercero lo hizo Santiago Solís, un mexicano, y el cartel nos daba ideas, nunca pensamos algo como “queremos que generes el eje temático del Congreso de Ilustración, entonces haz un cartel con un eje temático” no. Simplemente “haz un cartel”. Santiago Solís hizo una casa de pájaros, y decíamos sí, un ilustrador tiene esa cosa medio tímida, entonces vamos a hablar de qué es trabajar en un estudio, encerrado en una casa, y les decimos a los invitados “este va a ser el eje temático”.
Para el siguiente congreso el cartel lo diseñó Jorge Alderete, un argentino, y él hizo una mano flotante con un lápiz conectada con un hilo a la tierra y con gente mirando la mano flotante, y dijimos esta es una buena idea, es como un polo a tierra, entonces ese fue el eje temático, el polo a tierra. Le decíamos a los invitados: “nos encanta tu trabajo, pero qué es lo que haces para vivir realmente” porque con libros no se puede vivir, muchos hacen publicidad, fotografía, otra cosa, con eso les pagan bien y por eso hacen ilustración, entonces ese era el polo a tierra, que la gente entendiera que todo esto es muy romántico, pero que hay que saber vivir de esta cosa. Y este año Isidro Ferrer hizo el lápiz, el señor del balancín, y nos escribió que había ilustrado la frase “el obligado equilibrio sobre la cuerda floja” y a mí me pareció perfecto como eje temático.
De alguna forma eso ha servido para articular el congreso con la imagen y con los invitados. Los grandes temas son la parte práctica, construcción inicial de imagen y la parte de desarrollo profesional, esos son los enfoques de los talleres. En las conferencias cada uno expone su trabajo, pero el tema de las conferencias es el eje temático del congreso que es “el obligado equilibrio en la cuerda floja”, tenían que responder qué es vivir en la cuerda floja; y es que tienes que controlar tu trabajo personal con tu trabajo comercial, controlar gastos e ingresos, todo lo que implica vivir en este mundo, balancear muchas cosas. Cuando uno está en derecho y decide ser penalista, pues es penalista, cuando eres ilustrador tienes que ser todo.
¿Cómo fue la acogida de este Congreso? ¿Cómo es la relación con el público?
Llegamos al número de 250 personas mucho antes de cerrar la convocatoria y tuvimos incluso que reembolsar dinero, así que creo que hemos logrado una excelente participación. No es un evento ultramasivo, porque el tema de la ilustración no es masivo, la ilustración la vemos en todas partes, la imagen en sí misma es masiva, pero el tema no es masivo, llama mucho la atención pero no es masivo, en publicidad y diseño puedes reunir a mil perfectamente, pero la ilustración todavía no da para eso.
Pero estuvo muy bien, todos los talleres se llenaron, para mí un taller lleno es uno que tenga entre diez y veinte personas, el de Rebecca estuvo sobrecopado. La participación en general en los eventos estuvo bastante alta, este año tuvimos más reconocimiento y acogida que el año pasado y el pasado más que el antepasado y así, ha ido creciendo, no sé si en un momento ya no habrá más gente, si llegará un punto en el que solo existan esos, esperemos que no sea así porque la idea es crecer, pero ha tenido más acogida de público porque ha tenido más oferta.
Antes el Congreso era solo unas conferencias y dos talleres, ahora es conferencias (unas abiertas al público y otras no), exposiciones, talleres, revisión de portafolios, la feria de ilustración, etc. Va aumentando la oferta y va aumentando también la gente que la toma.
Y este año estuvo muy bien no solo en el sentido de que se llenó todo, sino que el público empezó a ser más especializado, tuvimos más ilustradores profesionales, antes el Congreso atraía solamente a estudiantes, que es lo primero que uno atrae, después están los estudiantes que están acabando la carrera, luego los que están empezando su vida profesional, los que están divagando, y después a los profesionales, está el famoso quinto público, que es público general, que es el más difícil de atraer, además con un tema tan especifico. Este año logramos los profesionales, que era nuestro objetivo, tal vez el próximo será el general, la idea es no perder esos públicos, pero ganarse otro.
Nosotros quisiéramos hacer eventos en todas las casas de la ciudad, exposiciones en todas partes pero eso es de a poco, este año lanzamos nueve talleres que ya es un exceso, pues… yo pensaba que dos eran un exceso, ya son nueve, y abrir nueve talleres implica logística de nueve talleres, en tres espacios, cuatro exposiciones en tres espacios también, entonces la cosa ha ido creciendo.
Por otra parte, el hecho de conquistar al público general hace que dentro de cualquier persona exista el tema de la ilustración, cuando tú te acercas a alguien muy familiar, tu tía, tu hermano, alguien que no esté muy relacionado con el tema gráfico, y les hablas de ilustración piensan que es hacer dibujitos tontos. Entonces cuando uno evangeliza tiene más campo de acción, cuando llegas al público general le estas salvando la vida a mucha gente que quiere estudiar ilustración.
Por otro lado, si amplias el público amplias el mercado, y como nosotros no queremos solamente mostrarle a la gente que hacer ilustración es bonito, sino que queremos vender ilustración, que la gente empiece a comprar ilustraciones, que empiece a pensar que el original está muy bien, pero que también puede comprar una reproducción y es igual de digno, como en el arte gráfico. Cuando logras eso le das otro campo de acción al ilustrador y además les das una entrada económica diferente al mundo editorial, llegar al público general con calidad implica una gran columna para sostener estas cosas. Si todo esto es críptico entonces rechazas público, que es lo que pasa con el arte plástico ahora, que es tan críptico que el público se va, se volvió una cosa de rascarse la espalda unos a otros, pero no estás llegando a la gente, que es lo que nos interesa.
Para esta versión del Congreso se contó con la participación de: Lucho Rodriguez (Colombia), Rebecca Dautremer (Francia), Marcos Chin (Canadá), Jorge Lewis (Colombia), PepCarrió(España), Randy Mora (Colombia), Pablo Auladell (España), IsabelleVandenabeele (Bélgica), Thomas Scholes (Estados Unidos), Daniel Rabanal (Argentina), Paula Bossio (Colombia), Jesús Cisneros (España), Power Paola (Colombia), Laura Perez (España), Emilio Uberuaga (España), Ellen Weinstein (Estados Unidos), Javier Olivares (España) y Eduardo Villacís (Ecuador).
Agradecimientos por las imágenes al equipo del Fig. y a CasaTinta.