Ella se mira en el espejo y no ve más que una chica indefensa; se prepara con su traje negro, vive su luto, sabe que poco a poco la está matando. Sabe que tiene una tarea por cumplir. Al principio, se muestra intransigente y lucha con todas sus fuerzas por decir que no, pero luego sucumbe; sabe que si no lo hace ellos seguirán insistiendo, al final el silencio es comprado con dinero, el dios pagano de los mortales. Ninguno de ellos logra satisfacer la necesidad, solo dan asco, la tratan de puta y a veces es verdad, pues desde pequeña la ultrajaron, nunca tuvo derechos y secaron su corazón. Ella sabe que es débil, es frágil, aunque trata de ser fuerte, le molesta tanto verlos adorar con vehemencia a su dios pagano, satisfechos creen que han obtenido todo de ella. Pero su esencia sigue intacta.

Ella se mira en el espejo y elucubra acerca de lo que ve, esta vez, ve a un hermoso ángel, aunque de aureola infernal, sigue siendo hermosa y, entonces se enamora; de su fuerza. Entonces decide luchar por su esencia.